El planeta está atento a las elecciones en Estados Unidos, especialmente por sus impactos en Oriente Medio y el conflicto en Ucrania, así como por las consecuencias comerciales de las políticas proteccionistas en China o México.
Kamala Harris y Donald Trump apuran sus últimas horas de campaña el lunes en el estado de Pensilvania, en el último día de unas elecciones muy reñidas que tienen al mundo en vilo.
La vicepresidenta demócrata y el expresidente republicano compiten por ganar votos de ciudadanos indecisos y cambiar el rumbo de las encuestas.
Sin embargo, las encuestas pueden resultar engañosas, especialmente en Estados Unidos, donde lo que importa no es la cantidad de votos para ganar las elecciones, sino los del Colegio electoral.
Cada estado cuenta con un cierto número de delegados o compromisarios en relación al tamaño de la población y se necesitan 270 de un total de 538 para ganar la presidencia.
Es por eso que se enfocan en los siete estados importantes donde ningún partido tiene garantizado el voto. Pensilvania es el más crucial de todos, con 19 votos electorales en disputa.
Harris pasará todo el día en este estado y culminará con la participación de Lady Gaga en un evento en Filadelfia. Trump también visitará Carolina del Norte y Míchigan.
«¡Estás siendo despedida!»
Ambos muestran optimismo por la amplia participación, con más de 78 millones de votos ya emitidos de forma anticipada.
Trump asegura que obtendrá una victoria contundente, mientras que su oponente considera que la ventaja está de su lado en términos de impulso. Hasta este momento, Estados Unidos nunca había tenido que decidir entre dos candidatos tan alejados uno del otro.
El exmandatario ha aumentado su discurso agresivo en su intento por conseguir un segundo mandato, lo cual lo haría el primer presidente condenado y el más longevo en ocupar el cargo a sus 78 años.
En una competencia llena de sorpresas, con dos intentos de
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