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Una mirada rápida a una crisis

Redacción Batalladeideas
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En los procesos revolucionarios del siglo XVIII había iniciado la transformación política de los derechos naturales. El siglo XIX se basó en la noción de avance.

A finales del siglo XX se manifiesta la crisis en su totalidad. La democracia empieza a revelar sus serios vicios y la desconexión del ciudadano con el sistema pone en evidencia sus deficiencias. La representación y la delegación del poder se rompen. La democracia representativa empieza a desvanecerse al igual que el sistema económico en el que operaba. Es lo que se conoce adecuadamente como una crisis de legitimidad. Los partidos políticos se transforman en “partidocracias”, en enclaves restringidos que han dejado de funcionar como un medio para atender las aspiraciones de la población común y su función de intermediación entre el poder y la gente se difumina. Desde ahí, habría escaso margen para el surgimiento del populismo. La novedosa expresión telegénica emergería en el escenario con la presentación de soluciones «revolucionarias» asombrosas.

En los procesos revolucionarios del siglo XVIII se había iniciado la transformación política de los derechos naturales. El siglo XIX giró en torno a la noción de progreso. A pesar de los conflictos del siglo XX, se consolida con firmeza el modelo político que algunos han llamado la “época de las Constituciones” y la transferencia de la soberanía de la nación al pueblo. El programa demoliberal,

Tras numerosas batallas, otorga el sufragio y las mujeres emprenden una de sus luchas más significativas, el derecho al voto para ellas también. La reacción fascista se propaga por Europa, pero el desenlace de la II Guerra Mundial reactiva la crítica hacia los poderes absolutistas incluso en el contexto de la Guerra Fría, y así entramos plenamente en la fase del liberalismo democrático, las democracias pluralistas y un enfoque keynesiano en la economía. Los partidos políticos atraviesan su momento de gloria.

Con Informacion de EL UNIVERSAL

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